El Dr. Axel Didriksson Takayanagui, especialista en educación e investigador del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación, señaló en una entrevista para REVOLUCIÓN TRESPUNTOCERO que la polémica se desprende de dos modelos de educación divergentes en su concepción de la calidad educativa y la definición que hacen de las relaciones laborales entre el Estado y el magisterio.
Explica que el gobierno plantea un concepto de calidad centrado en el desarrollo de competencias, el cual ha sido superado hace mucho tiempo por estar orientado a competencias de carácter laboral y no de desarrollo de capacidades de “generación e introducción de un conocimiento tácito”, el cual “hay que desarrollar en el alumno, para poder resolver problemas, desarrollar capacidades de comunicación, crítica, elaboración conceptual, resolución de problemas, que no dependen de la adquisición de una competencia, sino de la construcción de un conocimiento desarrollado por la experiencia, en la que el aprendizaje se convierte en la base. O sea, se aprende a aprender”.
En este sentido, la idea de calidad está basada en estándares internacionales impuestos por la OCDE, entre otras organizaciones multilaterales y poderes fácticos. Esta idea presupone la evaluación hacia un modelo estandarizado internacional.
Entonces la idea de calidad está basa en estándares internacionales que la OCDE ha impuesto en varias partes del mundo, incluido México, y que suponen que se debe evaluar desde el plano de estas competencias y estos estándares hacia arriba, hacia un modelo ideal internacional, el cual está implantado especialmente en los países desarrollados.
Esto se contrapone con la idea de calidad social, de valor social de los conocimientos y aprendizajes, la cual están defendiendo los maestros al afirmar que la calidad es distinta en la sierra de Guerrero a la del colegio Madrid o a una privada en las lomas de Chapultepec o de una escuela primaria de una ciudad del norte del país.
Sin embargo, esto no lo ha entendido el gobierno a pesar de la insistencia de los maestros. Éstos han dicho no oponerse a la evaluación en general, pero subrayan que quieren ser partícipes desde sus propias experiencias concretas, en comunidades campesinas o indígenas, o incluso en las ciudades.
Por lo tanto, también se ha hecho énfasis en que el término de “calidad” debe darse en la perspectiva de las condiciones de desigualdad e inequidad que se han dado en el sistema educativo actual, y que no se pueden comparar con Singapur, Shangai o Suecia.
El movimiento de los maestros que se oponen a la Reforma Educativa cada vez suma más fuerzas. Profesores de diferentes estados, expertos en materia educativa, guardias de autodefensa, colectivos de jóvenes ante la emergencia nacional, y otros sectores de la población, se han adherido al movimiento que rechaza la reforma educativa y que demanda leyes educativas específicas para los estados.
En un principio, cuando Elba Esther era aún la cabeza del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), éste se opuso la reforma promovida por el Ejecutivo federal. Sin embargo, luego de su reemplazo, la nueva dirigencia llegó rápidamente a acuerdos para apoyar la reforma.
Por su parte, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), también se opuso a dicha reforma. Esta oposición se agudizó en los estados de Guerrero y Oaxaca, donde se demanda una Ley Estatal de Educación.
En la primera semana del mes de abril, miembros de varios grupos de autodefensa se unieron al movimiento y marcharon en solidaridad con los maestros guerrerenses. ”Que le quede claro a Ángel Aguirre: los maestros no están solos”, declaró el comandante Pedro Santos Bartolo, quien hizo presencia en apoyo al movimiento magisterial junto con otros dos comandantes de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC).
Otra muestra de apoyo que han recibido los maestros guerrerenses en su lucha viene de miembros del magisterio michoacano. Juan José Ortega Madrigal, líder de la CNTE en Michoacán, advirtió que se está analizando la posibilidad de unirse a los bloqueos y movilizaciones en Guerrero.
En Puebla también se anticipó que el 10 de abril se realizaría una marcha en este mismo sentido. En consecuencia, Jorge Luis Barrera de la Rosa, secretario general de la sección 51 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), afirmó que en caso de encontrarse con maestros que hayan asistido a la marcha nacional, serán sancionados por el magisterio de la entidad.
Por otro lado, el colectivo de jóvenes ante la emergencia nacional, que agrupa a juventudes de todos los estados, también se unirá a las protestas de los maestros en Chilpancingo, capital de Guerrero. Académicos de la educación intercultural, lingüistas y traductores de pueblos de la región de la Montaña de Tlapa y la Costa Chica, señalaron que también se adherirán a las movilizaciones que convoca la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación de Guerrero (CETEG), ya que consideran que la reforma educativa “discrimina la diversidad lingüística y cultural de los pueblos originarios”.
Las adhesiones al movimiento de rechazo a las políticas educativas del país cambian el perfil de esta lucha, llevándola más allá del ámbito magisterial local.
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